Esta es la yapa. Regresamos cansados pero felices. El último día a pocas horas de tomar el avión de regreso a Lima tuvimos que pasar la última y más dura prueba de nuestro recorrido: bailar la Danza de Kajelos, típica de esta zona aimara, a 4000 metros de altura, y con déficit de aire (sobre todo al final). Lo hicimos fatal, pero tuvieron la decencia de decirnos que había estado perfecto. El recibimiento fue con picapica amarillo, que dicen que trae buena suerte. Pronto avanzaremos otras partes de esta guía de productos que Fábrica está desarrollando para el Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD.
Puno es una fiesta (Bonus track)
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