Walter Li tiene menos carne que una bicicleta; por eso en los mentideros de Fábrica ya lo denominan chasís de gato. Siempre sale a las 19:00 o´clock porque de 8 de la noche a 8 de la mañana trabaja en el cementerio. Se dice que, por puro sentido del deber, incluso ha llegado a trasladar su colchón de casa a la oficina (en su anterior trabajo). Siempre pulcro, el sacrificado Li nos sorprende a diario con su peinadito a lo Sergio Dalma, sus modales cuidados, sus pantalones precisos y camisas a medida. Cuando el ojo avizor de Fábrica se fijó en él, estaba unas vacaciones salvajes en Colombia sobre las que mantuvo un estricto silencio. Ya saben, es parte de su misterio.
No hay dos sin tres (III/IV)
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